El señor Guillermo Castro Buendía se presentó en la Universidad de Córdoba con motivo de un curso que imparte la Cátedra de esta universidad, con un relato construido sobre cómo se nutre el Flamenco de la música tradicional. El señor está muy bien posicionado en cuanto a jerarquía flamencóloga, en las redes podrán encontrar lo que hace y lo que es, respecto al Flamenco.
Yo les voy a contar cómo asistí, atónito, a la construcción de un relato que deja mucho que desear por los saltos de lo científico-académico a lo meramente legendario, sin hacer asco alguno. Su visión es una visión incompleta, ya que la explicación del Flamenco requeriría al menos, de un enfoque antropológico de más calado y envergadura. Le falta una visión histórica-antropológica-étnica para realizar las afirmaciones que hace.
Empieza a decir que “El Flamenco es un género construido por artistas”. Me gustaría saber qué método científico se ha utilizado y sus resultados para obtener tal conclusión. Que “el siglo XIX suena el flamenco como lo conocemos (no hay registros sonoros antes, ¿cómo se puede afirmar entonces ésto?)”. En éstas afirmaciones no veo todavía método científico. En el Folclore y Flamenco se afirma relación estrecha, eso es evidente. Curiosos los audios que pone como “demostración” de lugares que no son de Andalucía. Sin embargo, se ignora el elemento cultural común y homogeneizante que es Al-Andalus y la semejanza melismática que la tradición oral nos muestra ¿Por qué se refiere a unas influencia e ignora a otras? Por la misma razón y método se pudieran poner audios de los cantos religiosos que han llegado a nuestros días, sin embargo se ignora. Desconozco la razón pero la intuyo.
Curioso que utilice el método científico pero se tiene que basar en trabajos de “oídas” como las afirmaciones de las siguriyas y playeras…..y luego la insistencia con cantes “no andaluces”. Construye un relato sesgado y utilizando el rigor allí dónde le interesa para formar ese relato mismo. Luego, para completar huecos, se apoya en “leyendas” o “creencias”. Lo de las demostraciones sonoras contemporáneas es tan arbitrario como falto de rigor. Va buscando lo que quiere encontrar.
El relato con la premisa de los registros sonoros existentes, como si no existiera nada antes porque no esté grabado. Es una visión sesgada y focalista que ignora el amplio espectro que es el Flamenco. La premisa del Flamenco y el siglo XVIII es insostenible.
También es curioso lo de las “malagueñas de la madrugá” en Murcia, cante documentado ya en 1850 según afirma, pero la grabación no es de esa época. Por lo tanto, una vez más se utiliza la “documentalización” que el método científico defiende pero se demuestra con una grabación muy posterior con lo que, las afirmaciones realizadas se podrían hacer en cualquier sentido. Respecto al sonido que se oye, tiene claros aires verdiales. Y hablando de verdiales, pasa de puntillas en este estudio, que deben estar en cualquier estudio serio y riguroso sobre folclore y música tradicional. Para más inri, relaciona las malagueñas de la madrugá con los fandangos de Cayetano Muriel y no con su origen que no es otro que Málaga. Curioso que da vueltas por los cantes de Jaén, Cartagenera de Chacón, sin saber(?) que los cantes de levante y los fandangos abandolaos tienen su origen en Málaga. Estudio que realizó por ejemplo, Miguel Romero Esteo.
Luego la “leyenda de Enrique el Mellizo”…….utiliza la demostración postrera para justificar la relación entre jotas y alegrías por tradición oral y comparando melodías. De esta manera se puede relacionar Thriller de Micael Jackson con un Martinete. Sin embargo, no relaciona, por ejemplo una cultura con tanta huella como nuestro pasado andalusí y los cantos de los almuédanos de los que hay tanta documentación. Elimina la mayor influencia cultural que tiene España y no digo ya Andalucía, tanto en tiempo como en impacto; esto casi invalida toda la conferencia. Molesta las continuas referencias a influencias norteñas y la inexistencia, según él, de las de esta etapa tan importante. Como si en Andalucía la cultura hubiese sido inferida toda desde la conquista cristiana.
En cuanto al baile y la documentación primera del zapateo y taconeo. Ignora la zarabanda o la minimaliza. El resto de vídeos de «demostración» sólo son vídeos actuales y que cuesta mucho relacionar con el Flamenco. Luego está lo del ejercicio del “paralelismo histórico”. Es decir, una vez más hace “trampas” para justificar su relato saltando de lo “académico” a la inferencia que demuestra la tradición oral según se quiera justificar cualquier afirmación. Incide en las influencias norteñas sobre las sureñas. Parece que en el sur no había nadie, y que toda influencia viene de la cultura del norte. Justifica el compás flamenco nuevamente con un vídeo contemporáneo para hacer un paralelismo con una música de la que originalmente no se tiene constancia sonora. Siento mucho que no esté en la línea de este señor que, aunque esté sobradamente preparado y como pasa en muchos ámbitos, el sesgo es un peligro que siempre está ahí para acecharnos. Creo que la Flamencología, ciencia moderna, debe revisar sus principios sobre los que se va a construir en el futuro. Me llama la atención la completa amputación de ochocientos años de nuestra historia sin hacer mención a ningún tipo de influencia de esa parte de nuestra cronología que, este señor, elimina de un plumazo. Es curioso ver constantemente detrás del conferenciante el anagrama de la Universidad de Córdoba que nos recuerda nuestra influencia cultural más importante, nuestra seña de identidad y que, sin embargo, desaparece en esta conferencia como por arte de magia.
Atrás y desdeñados quedan sin leer siquiera las obras de Alfredo Arrebola, y otros flamencólogos «superados» por esta nueva corriente que por científica, no puede demostrar por ejemplo, que los Cantes del Piyayo son de el Piyayo ya que, no están grabados por el cantaor malagueño y su naturaleza le impedirían demostrar. Pero sin embargo, cuando les interesa, la tradición oral puede sostener y sustentar cualquier afirmación que se propongan ignorando aquellas que les venga en gana.
Jesús David López.