
Según cuenta Miguel Romero Esteo en «Historia y Musicología de los Verdiales», editado por la Diputación de Málaga en 1994, él, desde chiquillo, se había criado al amor de los Verdiales. Aprendió coplas de verdiales cuando las oía en el jardín del orfanato que había enfrente de su casa. Es decir, pura tradición oral.
Los íberos de las flores.
Comenta Romero Esteo que los grandes sombreros de flores y espejitos es algo que sobrevive en los Verdiales desde remotos tiempos. Y que «viene en directo desde los orígenes de Europa en la misteriosa civilización minoica de la isla de Creta, misteriosa civilización en la que las gentes – o sea, los mozos mayormente – se coronaban de flores la cabeza a la menor oportunidad. De los orígenes de Europa en la isla de Creta llegan los sombreros de flores a lo largo de milenios y siglos, a lo largo del túnel del tiempo. Y llegando así, las arcaicas civilizaciones ciclópeas malagueñas las relacionan con los orígenes de Europa en plan de gran solemnidad». Añadiendo Esteo: «De los tales misteriosos orígenes de Europa sólo quedan vivos -tal cual- los sombreros de flores aquí en Málaga, y los no menos sombreros de flores en la curiosa tribu de los arcaico-mediterránea de los minaro en el Himalaya occidental.»
Insistiendo que: «Todas las gentes deberían ir de grandes sobreros de flores a sus fiestas de Verdiales en plan de desafío y orígenes de Europa. En plan de desafío y orígenes de Málaga, en suma, que una y otra cosa parece que van resultando lo mismo a fin de cuentas. Que vuelva el gran sombrero de grandes flores a todo el territorio de Málaga, y que de aquí no se vaya nunca más».
También habla del ancestral rito de las pandas de Verdiales después de navidad, iba en la panda el que hacía sonar la caracola. Al ir por medio del campo la panda de verdiales, con esta costumbre, se iba avisando a los cortijillos que la panda se acercaba con su música y su fiesta de verdiales.
Paco Maroto.
Francisco Romero Díaz, conocido en la Fiesta como Paco Maroto, ha fallecido con la edad de 90 años. Habiendo sido transmisor de este «monumento arcaico-musical», (volviendo a Romero Esteo) De esta «sagrada reliquia malagueña de remotísimas épocas mediterráneas, a las que en el caso de los verdiales remiten en directo tanto la música como los sombreretes de flores, y la vinculación de la Fiesta de los Verdiales a la no menos remotísima religión de los cultos del Sol».
Paco y La Primera de Comares han sido indisolubles durante demasiado tiempo, por eso él, en su vida prolífica en lo que a la Fiesta se refiere (no conozco otra parte de su vida ni viene al caso) ha sido una pieza fundamental, como piezas fundamentales serán aquellos que han recibido, como en un salvamento, sus enseñanzas. Paco recogió de sus antecesores lo que entregó a sus sucesores. Por eso, hoy, en el día en que se celebró la misa de su fallecimiento, se conjuran concentrados los sustratos milenarios que conforman la Fiesta de Verdiales para hacer honor al que se va por aquellos que se quedan y continuarán con lo aprendido, como ha sido siempre.
Hoy, las pandas de verdiales con todo su estruendo de panderos, platillos, guitarras, laúdes, bandurrias y violines, han despedido a un referente de la Fiesta, porque Paco Maroto es cajón que guarda nuestro más sagrado y antiguo tesoro cultural que no es que se tenga, es que se ES. Y ese sustrato de cultura que somos, se ha visto culminado con una ceremonia más que emotiva, de amor y respeto auténtico a Paco, es decir, a La Fiesta, porque en cada fiestero residen Los Verdiales. La ceremonia ha sido Fiesta en la que se lloraba y un llanto en el que se cantaba. Así es nuestro pueblo y así me ha sobrecogido verlo una vez más.
Respeto, emoción, cariño y amor lo vivido en la despedida de Paco Maroto.
Jesús D. López.
Flamencología.org