La Bienal de Málaga a la deriva.

O la señora Soriano cambia de rumbo y busca asesoramiento de calidad, o debe dar un paso atrás y permitir que alguien con más conocimiento y respeto por el arte del Flamenco tome las riendas. De lo contrario, debería ser cesada

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La Bienal de Málaga a la deriva

Encarnación Soriano, más conocida en los círculos más íntimos como «Nani», la directora de la Bienal de Arte Flamenco de Málaga, se ha desplazado erráticamente en el manejo de este preciado artefacto cultural. Ha habido un desconcierto generalizado al observar un conjunto de espectáculos y actividades apenas sin hilo conductor, sin coherencia global, una mera yuxtaposición de eventos sin una visión unificadora.

Paula Carmona, bailaora

Confusión flamenca

La confusión ha sido la tónica dominante, distorsionando el venerable concepto de vanguardia al tratar de fusionar el Flamenco con elementos ajenos sin ningún tipo de criterio artístico. En este triste periplo, La Bienal ha seguido las huellas de la trágica Bienal de Sevilla, apoyando propuestas propias de la New Age, que más que evolucionar, denigran la esencia del Flamenco provocando su ruptura y el desnorte del hipotético espectador.

Artistas y artistas

Este sinsentido se ha intentado compensar con la participación de algunos artistas de primer nivel, aunque uno puede sospechar que ellos no fueron precisamente quienes presentaron propuestas a este caótico escenario. La Bienal de Arte Flamenco de Málaga ha pasado sin pena ni gloria, y eso, amigos míos, es lo peor que puede decirse de un evento que debería vibrar con la intensidad de la ciudad de Málaga.

Artístas locales: Paqui Corpas y Pepe Satorre

Flamencos malagueños y su bienal

El camino a seguir está claro: o la señora Soriano cambia de rumbo y busca asesoramiento de calidad, o debe dar un paso atrás y permitir que alguien con más conocimiento, criterio y respeto por el arte del Flamenco tome las riendas. De lo contrario, debería ser cesada. No podemos permitir que nuestras joyas locales se queden en el camino, desplazadas por espectáculos de «vinagreta» y escenografías estilo «Matrix».

Esta política cultural devalúa al artista, al obrero del Cante, quien se adapta para poder comer, pero a largo plazo, lo hunde tanto como se hunde al Flamenco. Ni siquiera el «Fin de Fiesta» se manejó con gracia, aunque hay que reconocer que se mantuvo fiel al extraño binomio Flamenco-Invento hasta el final.

Bienal Fantasma: no se ve ni se oye

La mayor tragedia es que la Bienal ha pasado sin pena ni gloria. Esto, sin duda, es el resultado de escuchar los consejos de flamencólogos de laboratorio reveníos. La Bienal comenzó el 29 de abril y terminó el 27 de mayo. ¿Se enteró alguien? La gente, ni mijita. ¿Qué puede ser peor que un evento que ni siquiera logra captar la atención del público? La dirección de la Bienal tiene una tarea enorme por delante. Aquí estaremos para ver si aprenden la lección.

Jesús López

Flamencología.org