«Comadres», una actuación dentro de la Bienal de Arte Flamenco de Málaga, conducida por Ana Pastrana y Chelo Soto, con la dirección musical y el bajo eléctrico de Juanfe Pérez, y la percusión de Javier Rabadán. La batuta escénica estuvo a cargo de Miguel Ángel Vargas, con un resultado insípido e indiferente.
La función
Ana Pastrana y Chelo Soto se erigieron como auténticas emperatrices de la velada. No obstante, la distorsión insoportable del bajo de Juanfe Pérez introdujo una desconcertante nota discordante en la composición escénica. El espectáculo, a pesar de todo, logró mantener su dignidad gracias a las dos flamencas mencionadas. Soto y Pastrana, artesanas del cante y del baile, han curtido sus habilidades a través de innumerables actuaciones, convirtiéndose en el baluarte de esta presentación.
La potencia y control de Chelo Soto se vieron lamentablemente opacados por los omnipresentes, monótonos e insípidos arreglos de bajo y percusión. Todo comenzó con una malagueña de El Canario, que Soto interpretó con tal intensidad que pareció rasgar el espacio. El acompañamiento al baile de Ana, por su parte, evidenció su dominio absoluto de las tablas.
Tras ese inicio, la representación derivó hacia un terreno asincrónico y monótono, debido a la redundancia de los arreglos y su disociación de la voz de la cantaora. Se presentó un mero esbozo instrumental de bulería por soleá y un improbable acompañamiento a los cantes de El Piyayo. En medio de todo ello, un juego escénico alegórico de un diálogo sin sentido. ¿Qué se pretendía comunicar? Es un misterio.
Reflexión
La propuesta de hoy ha sido un espectáculo de escaso contenido, sustentado por dos colosales artistas del cante y el baile que merecen un reconocimiento superior. Quizás el formato de la Bienal, que parece emular los desafortunados pasos de la naufragada Bienal de Sevilla, esté forzando a los artistas a presentar o aceptar representar propuestas vanguardistas y mal entendidas.
Las grandes figuras del Flamenco permanecen fieles a su esencia, y por eso se mantienen en lo más alto. Los espectáculos de circo propiciados por esta New Age del Flamenco están desacreditando a los organizadores y malacostumbrando al público.
Ignoro quiénes son los consejeros de la directora de la Bienal de Málaga, desconozco cuáles son sus intenciones frente a la escasa resonancia de un evento de tal magnitud económica en una ciudad emblema del Cante. Lo que es indiscutible es que la programación actual no está a la altura de lo que merece el Flamenco ni de lo que demanda la provincia de Málaga.
Este escenario pone de relieve un desconcierto creativo que daña la propia esencia del Flamenco. Una Bienal que debería reverenciar y proyectar la grandeza de este arte y está cayendo en la trampa de la superficialidad y la moda efímera. Una programación que debería estar en consonancia con la profundidad y diversidad del cante malagueño, se muestra pobre y limitada.
Es imperativo que los responsables del evento reflexionen y reevalúen su estrategia. El Flamenco y Málaga se merecen un trato más noble, un reconocimiento más profundo y un respeto más acérrimo. Una Bienal que debería ser un faro de autenticidad y excelencia, se ve amenazada por la sombra de la insignificancia y la complacencia.
Jesús López.
Ficha técnica:
Baile: Ana Pastrana
Cante: Chelo Soto
Dirección musical y bajo eléctrico: Juanfe Pérez
Percusión: Javier Rabadán
Guión y letras nuevas: José Luis Ortiz Nuevo
Dirección escénica: Miguel ángel Vargas
Diseño de vestuario: Antonio Lara
Producción técnica: Buenaventura producciones
Fotografía: Paco Lobato
Diseño e imagen: José Luis Solís
Lugar: Centro Cultural MVA.
C. Ollerías, 34, 29012 Málaga
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