A esa liebre no tirarle. El eco de la crítica flamenca

"Sus voces, cuando son críticas, se amplifican como un eco ensordecedor a través de los pasillos del Flamenco"

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A esa libre no tirarle, esa tampoco, ni a la otra, ni aquella….

El arte Flamenco, en toda su intensidad y verdad, ha sido históricamente un refugio para la libre expresión y la autenticidad. Pero los vientos actuales parecen soplar en una dirección muy distinta. El trabajo crítico, tan vital para la salud de cualquier forma artística, se enfrenta a una presión sin precedentes. Los críticos flamencos, los que tienen el deber y el privilegio de evaluar y analizar este precioso arte, se enfrentan a una amenaza tangible a su libertad de expresión y de, incluso, su integridad física.

Hablar es ofender

Es un fenómeno curioso pero desafortunado que sus voces, cuando son críticas, se amplifican como un eco ensordecedor a través de los pasillos del Flamenco. Las críticas negativas, por más constructivas (o menos, da lo mismo) y necesarias que sean, resultan insoportablemente pesadas para aquellos que son el objeto de las mismas. Estas críticas, aun cuando están fundamentadas en el conocimiento profundo y el respeto por el arte, a menudo son recibidas con resistencia y repudio.

En contraposición, las críticas positivas parecen ser recibidas con una mezcla de alivio y desdén. Se asumen con facilidad, incluso con un sentido de autoafirmación, pero rara vez se les concede la misma importancia que a las críticas negativas. Es como si se esperara del crítico un elogio constante, un aplauso perpetuo que suavice los golpes de la realidad.

Si la crítica es buena, no pasa nada. Si es mala….

Esta disparidad en la recepción de las críticas, positivas y negativas, es un reflejo de una actitud más amplia que amenaza la esencia misma del arte Flamenco. Una sociedad enferma e intolerante que cercena el derecho a la ofensa. Sí, usted puede ofenderse, pero eso no significa que no pueda ser criticado. Este arte, en su esencia, es un diálogo, una interacción entre el artista y la audiencia, y los críticos son un elemento vital de ese diálogo. Ahogar sus voces críticas es como quitar una cuerda a una guitarra flamenca, es como silenciar el Cante Jondo.

La crítica, en todas sus formas, es vital para el crecimiento y la evolución de cualquier arte. Las voz del critico debe ser escuchada, no porque busque crear discordia, sino porque aman el Flamenco y quieren verlo prosperar. Así que, aquí estamos, reafirmando su compromiso con el arte Flamenco y la libertad de expresar sus opiniones, sean bien recibidas o no. Esperamos que se les escuche, no por el eco de sus palabras, sino por el amor que profesan al Flamenco y la sinceridad que imprimen en cada letra que redactan.

Jesús López.

Flamencolgía.org